Estos movimientos se atribuyen a una menor necesidad de cobertura cambiaria y a la preferencia por mantener liquidez en lugar de "congelar" el dinero.
La necesidad de "stockear" bienes en supermercados cayó al mínimo (1%), mientras que el ahorro en plazos fijos se mantuvo bajo (2%). Los expertos atribuyen esta tendencia a la inflación descendente y a la estabilidad relativa del dólar, que reduce la urgencia de anticipar compras o buscar altas tasas de interés.