Al finalizar la misa, el Papa recorrió la plaza para saludar a monjas y niños que celebraban su recuperación.
Durante el rezo del Ángelus, el sumo pontífice hizo un llamado a mantener la fe en tiempos de sufrimiento: "Frente a los dolores físicos y morales, no caigamos en la desesperación ni nos encerremos en la amargura. Como Jesús, sintámonos envueltos por el abrazo providente y misericordioso del Padre".
Finalmente, agradeció las muestras de apoyo recibidas: "En este momento de debilidad física, sus oraciones me ayudan a sentir la cercanía y la compasión de Dios. Yo también rezo por ustedes, en especial por aquellos que sufren a causa de guerras, pobreza o catástrofes naturales".