Las versiones sobre una posible solicitud de Caracas para comprar misiles, radares y aviones rusos encendieron las alarmas en Occidente, que teme volver a ver un juego de poder similar al de la Guerra Fría, pero en clave latinoamericana. Aun así, tanto Donald Trump como su secretario de Estado, Marco Rubio, insistieron en que Estados Unidos no tiene planes de atacar directamente a Venezuela.
Detrás de las declaraciones y los despliegues, lo que se ve es una pulseada más amplia: una pelea por influencia en América Latina. Con el Caribe como escenario y Venezuela en el centro del mapa, Washington y Moscú vuelven a medirse en una disputa que mezcla poder militar, intereses energéticos y estrategia geopolítica en una de las regiones más calientes del continente.
Rusia, ¿el principal garante de Venezuela en su tensión con Estados Unidos?
Rusia y Estados Unidos vuelven a mirar hacia el mismo punto en el mapa: el Caribe. En medio del creciente despliegue militar norteamericano en la región y las tensiones con Caracas, Moscú se posiciona como el principal aliado —y posible garante— del gobierno de Nicolás Maduro. Detrás de los comunicados diplomáticos y las maniobras navales, se asoma un nuevo capítulo de rivalidad entre potencias, con Venezuela como pieza clave.
En ese contexto de creciente confrontación, Rusia decidió dar un paso más allá en su respaldo a Caracas. El legislador ruso Alexei Zhuravlyov confirmó recientemente que Moscú entregó a Venezuela sistemas de defensa antiaérea, como los Pantsir-S1 y Buk-M2E, en lo que calificó como un paso para “proteger la soberanía venezolana”.
Desde Caracas, Nicolás Maduro ratificó esa cooperación y aseguró que la relación con Rusia “avanza de forma serena y muy provechosa”, tanto en lo militar como en otros sectores estratégicos como la industria, la ciencia, la economía y el turismo. “Rusia es una potencia mundial que mantiene relaciones de respeto y cooperación con países como Venezuela. No vienen con ambiciones imperialistas”, afirmó el mandatario.
Sin embargo, el Kremlin evitó confirmar si brindaría apoyo militar directo a Venezuela en caso de un ataque estadounidense. “Tenemos contactos de trabajo permanentes con Caracas, pero no daré más detalles”, declaró el portavoz presidencial Dmitri Peskov. Pese al silencio oficial, los contactos entre ambos gobiernos se mantienen activos.
Así, mientras Washington refuerza su presencia en el Caribe bajo el argumento del combate al narcotráfico, Moscú estrecha su vínculo con Caracas y se posiciona nuevamente frente a su viejo adversario. Venezuela, en tanto, se convierte en el escenario donde se cruzan las ambiciones de las dos grandes potencias.