“Adicionalmente, el contexto actual de extrema iliquidez y volatilidad entorpece los mecanismos de transmisión de los cambios regulatorios”, agregó.
En la misma sintonía se manifestó Sofía Bishop, comercial de FCI de Cocos. “El encaje, en teoría, debería afectar la rentabilidad potencial de los money market, pero cuánto de eso se va a trasladar y cuándo, todavía es incierto, por cómo se están calibrando las señales entre BCRA, Tesoro y bancos”, dijo.
Y completó: “Hoy estamos en un contexto de alta volatilidad de tasas y de reconfiguración del sistema monetario. La suba de encajes vino acompañada de un desarme del sistema de referencia de tasas que daban las letras fiscales de liquidez (Lefi), lo que obligó a los bancos a buscar nuevas formas de prestarse entre sí. Esa transición todavía no está del todo asentada, así que no es claro ni cuándo ni con qué magnitud se verá reflejada una baja de tasas para los money market”.
Por su parte, Francisco Mattig, senior portfolio manager de One618, coincidió en que el efecto sobre las tasas de las billeteras virtuales y el resto de los fondos money market podría ser neutral.
“Hay que ver la tasa a la que sale la licitación del lunes, pero por lo pronto es una letra Tamar (que hoy le da un piso de 50% anual) y eso podría mejorar un poco la tasa que los bancos les pagan a los FCI por las cuentas remuneradas”, apuntó.
El analista advirtió que esa mejora se podría ver contrarrestada por la otra decisión del Banco Central. “También está el efecto de la otra parte de la medida: el cómputo de encajes ya no es promedio, sino diario. Eso para los bancos es un dolor de cabeza y creo que puede terminar compensando a lo otro”.